domingo, 29 de diciembre de 2019

EL VINO EN LA BIBLIA

Fruto de la vid de la viña del Señor.


Cada 29 de diciembre el martirologio romano o santoral conmemora a David, el rey de Israel (†970 aC con unos 70 años), sucesor de Saúl, siendo en su infancia un pastor de Belén. Durante las navidades, mientras se contemplan los pastores puestos en el belén, puede servir recordar que el Mesías, dice Zacarías, es “de la casa de David”. San José es “de la casa y familia de David” (Lc 2, 4) e “hijo de David” (Mt 1, 20), por eso tuvo que ir a Belén a empadronarse. Se dice de Jesucristo que es “hijo de David, hijo de Abrahám” (Mt 1, 1); así le llaman en Cafarnaúm, en Jericó y en Jerusalén los ciegos (Mt 9, 27) y la multitud (Mt 12, 23). Gabriel dice a María que Cristo “se sentará en el trono de David, su padre” (Lc 1, 32).

David se tiene como autor de muchos de los salmos de la Biblia y varios citan el vino: “Hay muchos que dicen: ¿Quién nos hará ver la dicha (…) Pero tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría que si abundara en trigo y en vino” (Salmo 4). “Oh Dios (…) Hiciste sufrir un desastre a tu pueblo,  dándole a beber un vino de vértigo” (Salmo 59). “Cuando me aflijo con ayunos, se burlan de mí (…) mientras beben vino me sacan coplas” (Salmo 68).

También en los otros libros del Antiguo Testamento el vino aparece un montón de veces y su bebida unas veces está mandada para alegrar la vida y otras veces está prohibida. A veces es para bien y otras para el mal. A veces es para el estómago y otras para Dios, en el culto religioso.

Noé se dedicó a la labranza y plantó una viña. Bebió del vino, se embriagó, y quedó desnudo en medio de su tienda” (Gn 9, 18 – 21).

Cuando Abraham regresaba de batir a Kedorlaomer (rey de Elam), a Tidal (rey de Goyim), a Amrafel (rey de Senaar) y a Aryok (rey de Ellasar) (…) “Melquisedec, rey de Salem, presentó pan y vino, pues era sacerdote del Dios Altísimo, y le bendijo (Gn 14, 17 -19).

Tras la destrucción de Sodoma y Gomorra subió Lot desde Soar y se quedó a vivir en el monte con sus dos hijas (…) se instalaron en una cueva (…) La mayor dijo a la pequeña: «Nuestro padre es viejo y no hay ningún hombre en el país que se una a nosotras, como se hace en todo el mundo. Ven, vamos a propinarle vino a nuestro padre, nos acostaremos con él y así engendraremos descendencia». En efecto, propinaron vino a su padre aquella misma noche, y entró la mayor y se acostó con su padre, sin que él se enterase.

Al día siguiente dijo la mayor a la pequeña: «Mira, yo me he acostado anoche con mi padre. Vamos a propinarle vino también esta noche, y entras tú a acostarte con él, y así engendraremos de nuestro padre descendencia». Propinaron, pues, también aquella noche vino a su padre, y levantándose la pequeña se acostó con él, sin que él se enterase de cuándo ella se acostó ni cuándo se levantó (Gn 19, 28 – 38).

Cuando regresó Esaú y puso el grito en el cielo por lo ocurrido (su hermano pequeño Jacob había mentido y se llevó la bendición paterna), Isaac le dijo: «Mira, le he puesto por señor tuyo (…) le he abastecido de trigo y vino» (Gn 27, 19 – 27).

Iahveh indica a Aarón y a sus hijos sacerdotes: «Ofrecerás (…) como libación un cuarto de sextario de vino» (Ex 29, 39 – 40) (…) «Cuando hayáis de entrar en la Tienda del Encuentro, no bebáis vino ni bebida que pueda embriagar, ni tú ni tus hijos (Lev 10, 8 – 9).

Moisés, antes de subir al monte Horeb para morir, bendiciendo a los israelitas, dijo dirigiéndose a Aser: «Israel mora en seguro; la fuente de Jacob brota para un país de trigo y vino» (Deut 33, 28).

Habló Yahveh a Moisés y le dijo: «Diles esto a los israelitas: Si un hombre o mujer se decide a hacer voto de nazir, consagrándose a Yahveh, se abstendrá de vino y de bebidas embriagantes. No beberá vinagre de vino ni de bebida embriagante; tampoco beberá ningún zumo de uvas, ni comerá uvas, frescas o pasas. En todo el tiempo de su nazireato no tomará nada de lo que se obtiene de la vid, desde el agraz hasta el orujo (…) Luego el nazir beberá vino» (Num 6, 1 – 4. 20).

Estas son unas pocas referencias del Antiguo Testamento. Del Nuevo Testamento se pueden recoger también algunas que sirvan para meditar y profundizar en la comprensión de por qué a veces sí, por qué otras no y, de paso, caer en la cuenta de lo relativo que es una afirmación y una negación.

“El ángel le dijo a Zacarías: “No temas, Zacarías (…) tu mujer Isabel te dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Juan (…) será grande ante el Señor; no beberá vino ni licor” (Lc 1, 13-6).

Jesús, recién iniciada su nueva vida fuera del taller de Nazaret aceptó la invitación para asistir a la boda de Caná donde, “como faltase el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino. El maestresala se maravilló al probar el agua convertida en vino, sin saber de dónde provenía” (Jn 2, 3-9).

Jesús decía que “nadie echa vino nuevo en odres viejos; pues entonces el vino nuevo reventará los odres, y se derramará, y los odres se perderán(Lc 5, 37-39).

En otra ocasión dijo Jesús ante las muchedumbres, una vez se habían ido los enviados desde la cárcel por Juan el bautista: “Porque llegó Juan el Bautista, que no comía pan ni bebía vino y decís: Tiene demonio. Llegó el Hijo del Hombre, que come y bebe, y decís: He aquí un hombre comilón y bebedor, amigo de publicanos y de pecadores(Lc 7, 33-34).

En la parábola del buen samaritano Jesús comentaba queacercándose vendó sus heridas echando en ellas aceite y vino(Lc 10, 34).

Acabando la última cena en el cenáculo Jesús “tomando el cáliz y habiendo dado gracias, se lo dio diciendo: Bebed todos de él; porque ésta es mi Sangre de la nueva alianza, que es derramada por muchos para remisión de los pecados. Os aseguro que no beberé desde ahora de este fruto de la vid hasta aquel día en que lo beba con vosotros nuevo, en el Reino de mi Padre. Recitado el himno, salieron hacia el Monte de los Olivos” (Mt 26, 27-30).

“Y lo llevaron al lugar del Gólgota, que significa lugar de la Calavera. Y le daban a beber vino con mirra, pero él no aceptó” (Mc 15, 22-23).

Se dice que el cultivo de la vid ya se realizaba hacia los años 6.000 - 5.000 aC. Los arqueólogos han encontrado indicios que fijan el origen de la primera cosecha de vino en Súmer, en las fértiles tierras de los sumerios, regadas por el Tigris y el Éufrates en la antigua Mesopotamia.

La adaptabilidad de la vid favoreció su expansión por China  y por Europa Occidental a través de las rutas comerciales, llegando a la Península Ibérica quizá antes que los fenicios, en torno al 3.000 aC. En el 700 aC, el vino estaba en la Grecia clásica y en el 200 aC en Italia. En su testamento Colón dice que transportaba vino de Ribadavia y en 1525 Hernán Cortés, siendo Gobernador de México, ordenaba la plantación de viñedos en las tierras colonizadas. El éxito fue tal que se expandió por el “nuevo mundo”.

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