lunes, 17 de diciembre de 2018

CON MARÍA EMBARAZADA Y JOSÉ HACIA BELÉN

La Virgen de la Espera o de la Expectación del parto



Cada 18 diciembre se celebra la fiesta de la Virgen de la Espera o de la Esperanza, también llamada la Expectación del parto o Nuestra Señora de la O y es el inicio de la octava antes de Navidad. Es patrona de las mujeres embarazadas. Por esas fechas María y José estaban de camino hacia Belén para cumplir con el decreto imperial emitido en Roma para el empadronamiento del pueblo judío.

José, como era de la casa y familia de David, subió desde Nazaret, ciudad de Galilea, a la ciudad de David llamada Belén, en Judea, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta y de nueve meses. Por eso estando allí le llegó la hora del parto y dio a luz a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el aposento (cf Lc, 2, 1-7).

¿Qué pensaría María durante esos nueve meses sabiendo el origen y la naturaleza del niño que llevaba en sus entrañas? ¿No engordaría su tensión durante el viaje a Belén, sabiendo que se cumplían los días?

Sobre el nacimiento de Jesús, sólo hay el relato brevísimo de Mateo (1, 18 y 2, 1) y algo más extenso de Lucas (2, 1-20). Los martirologios romanos antiguos decían: “en el año 5199 de la creación del mundo; después del diluvio, el año 2957… desde que David fue ungido, el 1032… y en el 42 del reinado de César Augusto, … en la sexta edad del mundo, Jesucristo … nació en Belén de Judá, de la Virgen María y se hizo hombre para nuestra salvación”. La última edición renovada con Juan Pablo II, del 2002, dice: “muchos siglos después de la creación del mundo, siglos después de Abraham…”, o sea que no concreta tanto las fechas pues es evidente que no hay seguridad cierta.

Indistintamente cristianos y no-cristianos festejan la llamada Navidad cada el 25 de diciembre que se considera la fecha del nacimiento del Mesías pero es una fecha simbólica pues no fue exactamente ese día.

No es fácil seguir la pista del origen de la Navidad pero, al parecer, sus raíces pueden remontarse a la adoración del dios Mitra, divinidad persa del sol. Se dice que Mitra nació en una cueva donde los pastores vinieron a rendirle culto asegurando que Mitra era el hijo de dios. El cumpleaños de Mitra se llevaba a cabo cada año el 25 diciembre y se creía además que fue asesinado por otro dios, el de la oscuridad, para finalmente levantarse de entre los muertos.

La resurrección de Mitra se conmemoraba anualmente al inicio de la primavera y para celebrar la festividad, un buey o cordero de color blanco era sacrificado colocándose encima de una rejilla metálica. La rejilla tenía el fin de permitir que la sangre derramada por el animal, escurriera hacia abajo donde los nuevos convertidos eran "bautizados", uniéndose eventualmente a Mitra en eterna guerra contra la maldad.

Los discípulos del dios Mitra ingerían entonces pan y vino en una cena de comunión en masa. Un ritual pagano casi quinientos años antes de nacer Jesús.

Este culto pagano se convirtió en un importante competidor del cristianismo en el tercer y cuarto siglo de la Era Común. Los romanos participaban ansiosamente de la celebración a Mitra dedicando un día exclusivo de la semana a la consagración del Día del Sol (Sunday en inglés).

El papa Fabián (236-250) decidió terminar con tanta especulación sobre el tema y calificó de sacrílegos a quienes intentaron determinar la fecha del nacimiento de Cristo. La Iglesia Católica de Armenia fijó su nacimiento el 6 de enero, mientras que otras iglesias orientales, egipcias, griegas y etíopes, propusieron el 8 de enero.

Como dice el papa Francisco, tenemos que tener a la vez presentes el pasado, el presente y el futuro pues Jesucristo no vino sólo en aquella primera Navidad hace 2018 años, ni se presentará ante nosotros de nuevo físicamente con su cuerpo glorioso resucitado sólo al final de los tiempos, que nadie conoce el día ni la hora. El mismo Jesús nos dijo Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo. Todos los días quiere decir a diario, las 24 horas de cada día ya que su amor por el hombre hace que desee estar con nosotros y ayudarnos a ayudarle en su tarea redentora santificando y santificándonos en el cumplimiento de todas las realidades diarias humanas nobles.

Cuando celebramos la Eucaristía .dijo en una Navidad su Beatitud Michel Sabbah, patriarca latino de Jerusalén- nos encontramos en Belén, en la «casa del pan». Cristo se nos da, y así nos da su paz. Nos la da para que (...)  la comuniquemos a los demás; para que seamos artífices de paz y contribuyamos así a la paz en el mundo”.

Juan Pablo II dejó escrito que la Iglesia reconstruye con la máxima devoción todo detalle particular de la vida de Cristo que habla a tantos hombres que hoy todavía no están en condiciones de repetir como Pedro: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo (cf Redemptor hominis, 7).

La Iglesia, en los primeros siglos de cristianismo, logró ser reconocida y aceptada en todo el mundo gentil de entonces. Se dice que en los dos primeros siglos pudieran ser un millón los cristianos y mientras acomodaba a la gran afluencia de creyentes gentiles, comenzó a introducirse en su praxis innumerables costumbres y ritos de origen pagano. La Iglesia trataba de hacer cristianas estas costumbres, o sea quitarles lo erróneo y añadir lo que podía faltar para ser moralmente bueno. Es así como al parecer, la Iglesia adoptó el 25 diciembre pagano para asignar una fecha al nacimiento de Jesús. No fue difícil: solamente se tuvieron que cambiar los nombres de los protagonistas.

Oseas y su esposa
La Iglesia, durante las persecuciones del inicio, se mantuvo inmaculada, pero cuando se identificó y se amoldó a las costumbres mundanas se convirtió en una ramera, plagiando el comentario bíblico aplicado al antiguo pueblo de Dios, el pueblo de Israel. Pero vosotros venid acá, hijos de hechicera, raza adúltera que te prostituyes” (Is 57, 3). Oseas es el profeta de Israel (750 aC) que echó en cara al pueblo sus infidelidades con Dios. Casado con una prostituta, pero por orden de Dios la perdonó y la volvió a aceptar en su casa, y Dios le dijo: así me sucede con esta nación: no hacen sino ser infieles conmigo, pero les perdono y quiero seguir siendo su amigo siempre.

Quizá no nos imaginamos la clase de persecución que tuvo que sufrir y soportar la primera Iglesia pero no debemos adecuarnos al mundo para evitar la persecución que de seguro no puede faltar. No debemos ser mundanos y aparentar ser normales, como los demás pero lo normal es estar errado y todos necesitamos redención, sino ¿para qué se encarnó el Verbo?

Fray Cantalamessa, predicando en el Vaticano (Adviento de 2008), consideraba: uno de los pastores era tan pobre que iba con las manos vacías. María estaba apurada porque tenía al Niño en sus brazos y no podía saludar y recoger los dones de los otros pastores, así que le pidió al pobrecillo que sostuviera ese rato al Niño en sus brazos vacíos.

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