domingo, 29 de septiembre de 2019

MIGRACIONES E INVASIONES

Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado



El domingo 29 de septiembre de 2019 se celebra la CV (105º) Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado que lleva por lema: “No se trata solo de migrantes”.

La celebración de esta Jornada tiene su origen en 1914, pocos meses antes del estallido de la 1GM, cuando el Papa Pío X, conmovido por el drama de millones de italianos que habían emigrado al extranjero desde principios de siglo, llamó a todos los cristianos a orar por los migrantes. Unos meses más tarde, su sucesor, Benedicto XV, instituyó el “Día del Migrante”. En el 52 se internacionalizó el Día y en 2005 Juan Pablo II institucionalizó la Jornada también para Refugiados el 2º domingo después de Epifanía pero muchas Conferencias Episcopales han pedido a Francisco que la fecha sea el domingo de septiembre.

El 15 de febrero de 2019 el Papa Francisco celebró una Misa ante más de 600 personas que trabajan en Italia con migrantes y animó a “superar el miedo para abrirnos al encuentro con el otro que es también un encuentro con Cristo”, porque Jesús “llama a nuestra puerta hambriento, sediento, extranjero, desnudo, enfermo y encarcelado, pidiendo ser recibido y asistido”.

En la Jornada de 2018 Francisco denunció que “a menudo, renunciamos al encuentro con el otro y levantamos barreras para defendernos” pero reconoció que “no es fácil entrar en la cultura que nos es ajena, ponernos en el lugar de personas tan diferentes a nosotros, comprender sus pensamientos y sus experiencias”.

También subrayó que quienes acaban de llegar han de “conocer y respetar las leyes, la cultura y las tradiciones de los países que los han acogido”.

A lo largo de la historia de la humanidad no han dejado de existir migraciones multitudinarias, invasiones, expediciones, etc. que han construido el mundo actual. También hay anualmente migraciones de animales que bajan del frío ártico a zonas más calientes en invierno y regresan en verano. Son colonias, bandadas de pájaros, bancos de peces o cetáceos, enormes procesiones de herbívoros en África, etc. y los cocodrilos al acecho. Enseñanzas divinas con medios audiovisuales.

La revolución neolítica de hace unos 9.000 años, y que consistió básicamente en el desarrollo de la agricultura intensiva, trajo consigo un desplazamiento enorme de la población en los continentes africano, asiático primero, europeo y americano después, en el que millones de personas abandonaron su modo de vida nómada para hacerse sedentarios.

En la antigüedad, la formación de los primeros imperios en el Oriente Medio y en el Mediterráneo oriental (Mesopotamia, Egipto, Persia, Media, Grecia, Macedonia, Fenicia) y en el Mediterráneo occidental (Cartago y Roma) trajo consigo grandes desplazamientos de pobladores y soldados, que se encargaron de ocupar, tanto libremente como por la fuerza, nuevas tierras. El poblamiento y expansión de los cartagineses y romanos en el Mediterráneo occidental se organizó con flujos migratorios como método para establecer las colonias y así expandir el comercio de la metrópoli, el cual constituía su principal medio de subsistencia. Ello estuvo acompañado por una etapa de guerras (las guerras púnicas) que cambiaron por completo el mapa político de esa zona del sur de Europa y norte de África. El caso de los colonos romanos que se establecieron en la antigua Dacia (actual Rumanía) puede servir también de ejemplo de estos desplazamientos.

En Asia eran los chinos quienes emigraban sobre todo a Filipinas por motivos de trabajo aunque con los mongoles de Gengis Kan (+1227 con 65 años) fue la invasión de todo el continente asiático, desde el extremo oriental mongol hasta el Mediterráneo y antes habían sufrido la expansión del Islam. También Europa fue testigo de las invasiones bárbaras de los hunos, los suevos, los vándalos y los alanos, la expansión del Islam, la invasión de los mongoles de Gengis Kan, y la formación del Imperio bizantino, etc.

Cuando las orillas del Danubio fueron sacudidas por terribles embestidas de los hunos de Atila (+453 con 47 años) que sembraban la desolación y la ruina para expoliar la riqueza, el poder y la cultura de Europa, solo san Severino (†482), monje agustino, patrono de Viena y Baviera, que no era sacerdote y se negó a ser obispo; entendió que la fuerza de esos jóvenes pueblos bárbaros era imparable y la decadente sociedad romana recuperaría con ellos el vigor. Vivió de verdad el mandato de la caridad, amó a los enemigos y llegó a ser venerado aún por los reyes bárbaros, cuando algunos identificaban a Atila con el anticristo.

Se cuenta que en Colonia, santa Úrsula y sus doncellas (entre doce y mil) fueron atacadas por los hunos y asesinadas en el año 383 por rechazar el matrimonio con Atila y los suyos. Los hunos de Atila (unos cien mil) quisieron conquistar la ciudad del Sena (la antigua Lutecia, hoy París) y se cuenta que santa Genoveva (†500 con 80 años) los alejó poniendo a todo el pueblo a rezar; sorprendentemente los hunos cambiaron de rumbo y se dirigieron a Orleáns donde los ejércitos cristianos les vencieron en la batalla de los Campos Cataláunicos. San Lupo o Lope (†479 con 106 años) fue el obispo de Troyes que en el año 451 pidió a Atila que respetase la ciudad. San Aniano o Agnan (†453), el 5º obispo de Orleáns, siendo anciano, se entrevistó con Atila y buscó la protección del general romano Aecio para salvar la ciudad.

San Geroncio (†472) fue el obispo de Milán que reconstruyó la ciudad asolada por Atila. Su antecesor, san Eusebio (†462), griego de origen, vio el asedio de Atila y la destrucción de la catedral milanesa. Eran los tiempos de san León Magno que en el año 452 detuvo a Atila en Mantua; la leyenda dice que le amilanó la aparición de san Pedro y san Pablo armados con espadas. Así frenó la invasión de los hunos en el puente Mincio y regresaron a Engría pero 3 años después el Papa León no logró que los vándalos de Genserico (+477 con 88 años) saquearan Roma aunque sí logró que no la incendiaran.

Los vándalos cruzaron al norte mediterráneo africano, y arrasaron con todo lo que encontraban por delante en el África romana, desde Marruecos a Egipto. Eran los tiempos de san Agustín, obispo de Hipona. Los vándalos de Hunerico (+484), hijo de Genserico, hicieron más de 400 mil mártires cristianos como Victoriano (procónsul), dos Frumencio (mercaderes), Liberato (médico) y Germana (su esposa),etc., etc., etc. En el año 484 Hunerico decretó clausurar todas las iglesias del norte de África y confiscar los bienes del clero para darlo al pueblo. Los 4 obispos de la provincia de Bisaseno movilizaron a los cristianos para que protestasen pero Hunerico mandó aplastarlos. Croco fue otro rey de los vándalos que en el año 411 también hizo muchos mártires.

A partir del descubrimiento de América, millones de personas emigraron desde la cristiana Europa a los nuevos territorios, arrasando con todo: los nativos, hombres, mujeres, bisontes.... Los Estados Unidos en América del Norte son un buen ejemplo de un territorio poblado por sucesivas olas de inmigración de irlandeses, italianos, chinos, etc.

En el siglo XIX, con la Revolución Industrial ya iniciada en el siglo anterior en Europa, se dio comienzo a una época de extraordinario crecimiento del colonialismo con el fin de obtener las materias primas que necesitaban para esa industrialización.


Y en el siglo XX un extraordinario desarrollo de los medios de comunicación y transporte (automóviles, ferrocarriles, aviones, barcos, etc.) han hecho posible las migraciones masivas de personas en una escala global nunca antes vista. Se trata de migraciones de tipo socio-económico, estimuladas por un proceso de desigualdad creciente entre los países desarrollados y subdesarrollados y acentuados, en especial en este último caso, por malos y hasta pésimos gobiernos. El planeta Tierra se ha convertido en la aldea global.

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