domingo, 8 de septiembre de 2019

LOS PENSAMIENTOS DE LOS MORTALES SON TÍMIDOS

Lamentarse por los tiempos pasados, va petrificando


Los pensamientos de los mortales son tímidos e inseguras nuestras ideas (…) Trabajosamente conjeturamos lo que hay sobre la tierra y con fatiga hallamos lo que está a nuestro alcance” (Sab 9, 13-18) se escucha del libro de la Sabiduría este domingo XXIII – C del TO (8-IX-2019).como somos animales racionales, estamos capacitados para conocer la verdad, para razonar, para conjeturar aunque –ya desde la más tierna infancia- sabemos que cuesta esfuerzo y puede no apetecer pensar. La pereza mental está siempre al acecho.

Apia y Filemón
Pablo le dice a Filemón: “te suplico en favor de mi hijo Onésimo, a quien engendré entre cadenas, a quien te devuelvo (…) para que ahora lo recuperes para siempre, no ya como siervo, sino más que siervo, como hermano muy amado” (Filemón 1, 9b-10. 12-17). Es un punto de no fácil entendimiento –no solamente en aquel entonces- eso de tratar a un esclavo como a un hermano, que eso somos todos los hombres ya que todos somos hijos de un mismo Padre que está en el cielo.

Onésimo (†90 o 95), que era esclavo de Filemón, fue bautizado por san Pablo y acabó siendo obispo. Le impactó la visita que hizo a san Pablo en Roma a la cárcel Mamertina. Dice san Jerónimo que ambos (Onésimo y Filemón- fueron obispos en Macedonia y en Colosas, respectivamente. Otras fuentes dicen que Onésimo predicó en Hispania donde sufrió martirio.

Filemón, con su esposa Apia, fue un matrimonio colaborador de san Pablo, y acabaron mártires en el 65 o 68. Filemón, que era un rico ciudadano de Colosas, fue convertido por Epafras, otro discípulo de san Pablo y y entonces liberó a su esclavo Onésimo dejándole ir con san Pablo para servir al Evangelio. Dice san Jerónimo que Filemón fue obispo de su natal Colosas. En tiempos de Nerón, como los gentiles levantaron un tumulto por la fiesta de Diana, fueron presos y el presidente Artocio les mandó azotar y luego, metidos en un hoyo hasta la cintura, fueron apedreados hasta morir.

Lucas cuenta que “iba con él (Jesús ) mucha gente, y volviéndose les dijo: Si alguno viene a mí y no odia a su padre y a su madre y a la esposa y a los hijos y a los hermanos y a las hermanas, hasta su propia vida, no puede ser mi discípulo” (Lc 14, 25-33).La conducta que propone Jesús es la de odiar y en cambio Pablo pide querer. ¿Se contradicen? ¿Se equivocó Jesús?

La pregunta de la 1ª lectura del AT en la Liturgia de la Palabra de hoy nos hace pensar con “¿Qué hombre, en efecto, podrá conocer la voluntad de Dios? ¿Quién hacerse idea de lo que el Señor quiere?” (Sabiduría 9, 13).

Los agnósticos dicen que no podemos conocer a Dios que nos excede. Tomás de Aquino decía algo parecido pero de la esencia divina no de su existencia que podemos reconocer por las cosas creadas sin necesidad de que se revele.

Los gnósticos (de ayer y de hoy) son los que lo saben todo y no necesitan hacerse pregunta alguna de nada. No deben querer progresar en la profundización cognitiva de las cosas pues tienen la actitud del inmovilismo absoluto.

Para crecer en el conocimiento de las cosas (humanas y divinas) hace falta dialogar pues 4 ojos ven más que 2 pero la tendencia es discutir que está a la orden del día. El primer concilio, el de Jerusalén en el año 50 fue por “algunos que bajaron de Judea enseñaban a los hermanos: Si no os circuncidáis según la costumbre mosaica no podéis salvaros. Se produjo entonces una conmoción y controversia no pequeña entre Pablo y Bernabé, de un lado, y ellos. Decidieron que Pablo y Bernabé, con algunos otros, acudieran a los Apóstoles y presbíteros en Jerusalén”. Judas y Silas luego son enviados a Antioquía con Pablo y Bernabé para comunicar la decisión conciliar (cf Act 15, 1-29).

Esos algunos que bajaron de Judea son los de Santiago, los judaizantes que no toleran dejar de vivir los preceptos mosaicos. Son los llamados también por el papa Francisco los inmovilistas, los falsos·conservadores, que no quieren cambiar nada, no quieren mejorar nada y tampoco quieren eliminar cosas que se hacen mal.

El Papa, con ocasión y sin ella, no para de repetir esta idea de pedir eliminar esa nefasta actitud inmovilista. En su viaje apostólico a Mozambique (5-IX-2019) ha tocado otra vez el tema en su primer encuentro tenido en la catedral de la Inmaculada con los jerarcas, comunidades religiosas, clero, catequistas, animadores, etc. Ha dicho para todos, para ell@s y para l@s no presentes físicamente allí, que "A veces olvidamos que la Tierra Prometida está adelante y no atrás, y en ese lamento por los tiempos pasados, nos vamos petrificando".

El hombre está creado por Dios como animal racional que decía el filósofo griego cuatro siglos antes de Cristo y esa racionalidad tiene que utilizarla sin trampa ni cartón, sin engaños creyendo que uno lo sabe todo o no puede saber nada.

La historia enseña que la intolerancia supone dureza y rigidez en el mantenimiento de las propias ideas que se tienen como absolutas e inquebrantables. Con frecuencia el fanatismo ha cubierto de sangre la tierra donde el pensar de modo diverso al oficial, hasta en lo más opinable, es delito.


Los inmovilistas –para justificarse- suelen identificar la tolerancia con la debilidad y la intolerancia con la fortaleza y los hay que confunden la tolerancia con el libertinaje y la intolerancia con el fanatismo. No hay que olvidar que la tolerancia no es un “bien” absoluto y por lo tanto no se trata de tolerar todo que es tan erróneo como su contrario: no se debe tolerar nada. Ni siquiera Voltaire, en su tratado sobre la tolerancia afirmó que careciera de límites.

Francisco escribe que “san Juan Pablo II proponía la llamada «ley de gradualidad»” (AL, 295) cosa que los intolerantes e inmovilistas niegan rotundamente y ponen el grito en el cielo cuando oyen tal afirmación. En su encuentro en Mozambique antes referido, también dijo que "a veces sin querer, sin culpa moral, nos habituamos a identificar nuestro quehacer cotidiano como sacerdotes con ciertos ritos, con reuniones y coloquios donde el lugar que ocupamos en la reunión, en la mesa o en el aula es de jerarquía".

Quizá tenemos que salir de los lugares importantes, solemnes; tenemos que volver a los lugares donde fuimos llamados, donde era evidente que la iniciativa y el poder eran de Dios”, y “renovarnos como pastores-discípulos-misioneros”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

JESUCRIST REI DE L’UNIVERS

La dimensió social de l’evangelització A la 2ª lectura d’avui, diumenge XXXIV del TO, cicle C, últim del any litúrgic doncs el proper és e...