lunes, 2 de marzo de 2020

LA SANA ECONOMÍA

Al servei de l'home


Acaben d’obrir els corresponents centenars de metres de prestatgeries dels archius vaticans de l’papa Pío XII i es diu que ja estan digitalitzats més d’un milió de documents; encara quedan diversos centenars de milers. M’he entretingut a calcular (aprox) els euros que hauran fet falta per dur endavant aquest servie universal i els euros que, al llarg de molts segles, ja s’hauran gastat per comprar les necessàries tones de paper que els conté, i els centenars de metres de presestatgeries que requereix tot archiu.  El Archiu Vaticà va ser fondat pel papa Juli I (†352) perquè va ordenar la conservació dels documents. Una bona i autèntica biblioteca requereix una immensa inversió econòmica i així amb tot a la vida humana.

En la vida humana el dinero no es todo pero es necesario y la ciencia económica debe servir para cubrir en cada ser humano lo que exige su dignidad y debe servir también a la humanidad entera, en cada uno de los continentes, países, pueblos, tribus y familias. Francisco, siguiendo el magisterio de sus antecesores, con ocasión o sin ella ha manifestado la importancia y la trascendencia de la sana economía.

En l’Encíclica “L’alegría de l’Evangeli” (Evangelii gaudium, EG, 2013) diu: “Avui em de dir «no a una economia de l’exclusió i la desigualtat». Aquesta economia mata (…) Hem donat inici a la cultura de l’«descarte» (…) Els exclosos no són «explotats» sinò deixalles, «sobrants»” (EG, 53).

La crisi mundial, que afecta les finances i l’economia, posa de manifest els seus desequilibris i, sobr tot, la greu manca de la seva orientació antropològica que redueix a l’esser humà a una sola de les seves necessitats: el consum” (EG, 55).


En l’Encíclica ecológica “Alabado sea” (Laudato si, LS, 2015) “verde” dedica el apdo IV del capítulo 5º y dice: “La política no debe someterse a la economía y ésta no debe someterse a los dictámenes y al paradigma eficientista de la tecnocracia (…) la economía real (…) hace posible que se diversifique y mejore la producción, que las empresas funcionen adecuadamente, que las pequeñas y medianas empresas se desarrollen y creen empleo” (LS, 189). El principio de maximización de la ganancia (…) es una distorsión conceptual de la economía” (LS, 195).

También -lógicamente- Benedicto XVI le dedicó al tema la atención necesaria y dejó escritas varias páginas en su Encíclica (3ª) “Caridad en la verdad” (Caritas in veritate, CinV, 2009) en la que afirma que “la exigencia de la economía de ser autónoma, de no estar sujeta a «injerencias» de carácter moral, ha llevado al hombre a abusar de los instrumentos económicos incluso de manera destructiva. Con el pasar del tiempo, estas posturas han desembocado en sistemas económicos, sociales y políticos que han tiranizado la libertad de la persona y de los organismos sociales y que, precisamente por eso, no han sido capaces de asegurar la justicia que prometían” (CinV, 34).

El procés de globalització, adecuadament entès i gestionat, ofereix la possibilitat d’una gran redistribució de la riquesa a escala planetària com mai s’ha vist avans; però, si es gestiona malament, pot incrementar la pobresa i la desigualtat, contagiant a més amb una crisi a tot el món” (CinV, 42).

Cómo no, Juan Pablo II, durante tantos años de pontificado, dijo muchas cosas sobre la Economía o repitió “mil veces” las 2 ó 3 ideas verdaderas al respecto que recuerdan las exigencias inconmovibles del Evangelio. En la Encíclica “La misión del Redentor” (Redemptoris missio, 1990) escribía que para l@s laic@s, la inmensa mayoría de cristian@s, tal como ha recordado el Concilia Vaticano II, su “campo propio... es el mundo vasto y complejo de la política, de lo social, de la economía (…) a nivel local, nacional e internacional. En virtud del bautismo, todos los cristianos son corresponsables de la actividad misionera, mediante la unión personal con Cristo”.

En l’Encíclica social “La sol.licitud pel social” (Sollicitudo rei socialis, SRS, 1987) deixa escrit que “L’Esglesia no proposa sistemes o programes econòmics i polítics, ni manifesta preferències por uns o per altres, sempre que la dignitat de l’home sigui degudament respectada i promoguda” (SRS, 41).

En la encíclica social “A los cien años” (Centesimus annus, CA, 1991), en el centenario de la primera y famosa encíclica social Rerum novarum de León XIII, recordaba que No es malo el deseo de vivir mejor, pero es equivocado el estilo de vida que se presume como mejor, cuando está orientado a tener y no a ser, y que quiere tener más no para ser más, sino para consumir la existencia en un goce que se propone como fin en sí mismo” (CA, 36).

L’Economia és només un aspecte i una dimensió de la complexa activitat humana” (CA, 39). “L’Esglesia reconeix la justa funció dels beneficis, com a índex de la bona marxa de l’empresa (…) No obstant aixó (…) és possible que (…) els homes, que constitueixen el patrimoni més valuós de l’empresa, siguin humiliats i ofesos en la seva dignitat” (CA, 35).

En una tercera encíclica social, “El ejercicio del trabajo” (Laborens exercens, LEx, 1981) escribía que “en la época moderna aparece la amenaza del pensamiento materialista y economicista para quien el trabajo era sólo mercancía que el obrero vende al empresario, el poseedor del capital o sea de los instrumentos y medios de producción (…) El error del capitalismo primitivo puede repetirse dondequiera que el hombre sea tratado como instrumento” (LEx, 7).

Durant la seva visita a Cuba en 1998, el Papa polac va declarar que s’está "presenciant el ressorgiment de cert capitalism neoliberal que subordina la persona humana a les forces cegues de l’mercat".

Cuando el Papa Wojtyla recibió a miembros de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles en 2001, pidió "un discernimiento ético destinado a proteger el medio ambiente y a promover el pleno desarrollo humano de millones de hombres y mujeres, de forma tal que se respete la dignidad de cada individuo y se busque espacio para la creatividad personal en el puesto de trabajo".

Ya en su primera Encíclica “El Redentor del hombre” (Redemptor hominis, RH, 1979), a los pocos meses de elegido obispo de Roma y Sucesor de Pedro, escribía que “El hombre (…) no puede hacerse esclavo de las cosas, de los sistemas económicos, de la producción y de sus propios productos. Una civilización materialista condena al hombre a tal esclavitud (…) La amplitud del fenómeno pone en tela de juicio las estructuras y los mecanismos financieros, monetarios, productivos y comerciales que rigen la Economía mundial. Nos encontramos ante un drama que no puede dejarnos indiferentes: el sujeto que sufre los daños y las injurias es siempre el hombre” (RH, 16).

Por su parte, el Papa bueno, san Juan XXIII, dejaba escrito en la encíclica Madre y maestra (Mater et magistra, MM, 1961) que “como tesis inicial, hay que establecer que la economía debe ser obra, ante todo, de la iniciativa privada de los individuos, ya actúen éstos por sí solos, ya se asocien entre sí de múltiples maneras para procurar sus intereses comunes.

El seu successor, sant Pau VI, en la seva encíclica “El progrés dels pobles” (Populorum progressio, PP, 1967), també ja deia que “amb les noves condicions creades en la societat, en mala hora s’ha estructurat un sistema en que el profit es considerava com el motor essencial de l’progrés econòmic (…) Aquest liberalisme sense fre conduïa a la dictadura (…) generadora de l’imperialisme internacional de els diners. Mai es condemnaràn prou semblants abusos, recordant una vagada més solemnement que l’Economia es troba al servei de l’home.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

JESUCRIST REI DE L’UNIVERS

La dimensió social de l’evangelització A la 2ª lectura d’avui, diumenge XXXIV del TO, cicle C, últim del any litúrgic doncs el proper és e...