Us he enviat a segar on vosaltres no heu treballat

També surt la set en la trobada de Jesús amb la samaritana al pou de Sicar (Jn 4, 5-42) que anava per treure aigua i es va trovar a un jueu
descansant al costat de l’brocal i li va “escandalitzar” que aquest jueu
s’atrevís a parlar amb ella, dona i samaritana. Amb aquest «Dòna’m a
beure» –comentava el Papa Francesc- Jesús supera les barreras d’hostilidad que
existien entre jueus i samaritans i trenca els esquemes de l’prejudici davant
de les dones”.
Era
mediodía y Jesús estaba cansado del camino. El diálogo que se entabla es una
constante a lo largo de los siglos ya que los humanos repiten los temas que
ella expone, las preguntas que hace (cómo tú, siendo judío, me pides…) para ser
políticamente correctos, las excusas que
pone (no tienes cubo) y ese manifestar su creencia en utilizar la fe (la que sea)
en su propio beneficio material (dame de esa agua para que no tenga más sed y no tenga
que venir a buscarla al pozo).

Resa
el Prefaci d’aquest dia que “a l’demanar
aigua a la samaritana, ja havia infós en ella la gràcia de la fe, i si va voler
estar assedegat de la fe d’aquella dona, va ser per encendre-hi el foc de l’amor
diví”. En el salm responsorial de la Liturgia de la Paraula d’avui es diu:
“fem-li cas al Senyor, que ens diu: «No enduriu els vostres cors, com (…) en el
desert, quan els vostres pares van dubtar de mí, tot hi haven vist les meves
obres»" (Ps 94) i aixó facilita el que diu Pau: “L’esperanza no enganya, perquè Déu ha infós el
seu amor en els nostres cors per mitjà de l’Esperit Sant que se’ns ha donat”
(Rom 5, 1-2.5-8).
No
dice ni una palabra o bronca acerca de la posible mala vida que se puede suponer de esta samaritana que, aparte la cantidad (5) de “maridos” que tuvo y el actual tampoco
lo es, cabe ver que las amas de casa honradas no suelen ir a esas horas de mediodía a buscar el agua para
lavar y cocinar. Al comentar este pasaje en 2014, Francisco comentaba que “Jesús pone a
la samaritana frente a su realidad, no juzgándola sino haciéndola sentir
considerada, reconocida, y suscitando así en ella el deseo de ir más allá de la
rutina cotidiana”.

Las
palabras de Jesús siempre provocan ganas de darles vueltas, rumiarlas, para ver
qué nos quiere decir. Yo os digo (Jesús siempre
optimista, esperanzado): Levantad vuestros ojos y mirad los campos
que están dorados para la siega (…) Yo os envié a segar lo que
vosotros no habéis trabajado; otros trabajaron y vosotros os habéis aprovechado
de su esfuerzo (Jn 4, 38) y los SSPP (santos Padres de la Iglesia, los
de la Patrología, los teólogos de los cinco primeros siglos, conocían lo que llamaba san Justino “las semillas del Verbo”
que Dios siembra por la humanidad siempre y en todas partes. Justino era un
laico, filósofo de Samaria y apologista,
mártir en 165 con 65 años.
El
Concili Vaticà II recuperará aquesta afirmació veritable i entesa ara amb més
lucidesa que al segle II de l’cristianisme per aixó Francesc comenta, a aquest
propòsit, que “El missatge
correrà el risc de perdre la seva frescor i deixarà de tenir «olor de Evangeli»”
(EG 37). Per atraure –sense empentar- cal mirar de veure si
alguna cosa repel.leix a la gent i aquest treball espiritual fa que el Papa
recordi que “en el seu constant
discerniment, l’Esglèsia també pot arribar a reconèixer costums propis no
directament lligades al nucli de l’Evangeli (…) No tingem por de revisar-les”
(EG 43).
En la homilía de 2014 comentando Francisco este pasaje
de Jesús con la samaritana, añadía: “La
mujer queda tocada por este encuentro: dirige a Jesús aquellas preguntas
profundas que todos tenemos dentro, pero que muchas veces ignoramos (…) ¡también
nosotros tenemos tantas preguntas para hacer, pero no encontramos el coraje de
dirigirlas a Jesús! La Cuaresma es el tiempo oportuno para mirarse dentro, para
hacer surgir nuestros deseos espirituales más verdaderos y pedir la ayuda del
Señor en la oración. El ejemplo de la samaritana nos invita a expresarnos así:
“Jesús, dame de esa agua (no de la del pozo), así no tendré más sed”.

Y
explicó que cada uno de nosotros puede identificarse con la mujer samaritana:
“Jesús nos espera, especialmente en este
tiempo de Cuaresma, para hablar con nuestro corazón (…) Detengámonos un momento
en silencio, en nuestro dormitorio, o en una iglesia, o en un lugar apartado.
Escuchemos su voz que nos dice: “si tu
conocieras el don de Dios….”.
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