domingo, 4 de agosto de 2019

HAY TRIGO Y CIZAÑA

Cesaropapismo o clericalismo en el mundo



Jesús expuso una parábola sobre cierto hombre rico que se dijo para sus adentros: voy a destruir mis graneros, y construiré otros mayores, y allí guardaré todo mi trigo y mis bienes (cf Lc 12, 13-21) y la hemos oído de nuevo proclamar hoy, domingo XVIII (C) del TO. Al meditarla una vez más, viene a la memoria que en otra ocasión expuso otra parábola también del trigo que plantó uno y, mientras los trabajadores dormían, vino el enemigo y sembró cizaña (cf Mt 13, 24-30). El trigo alimenta pero la cizaña –que nace en medio del trigal y se parecen bastante- es tóxica para el consumo humano.

En el discurso anual del Papa para felicitar las navidades a la Curia vaticana, en diciembre de 2018, Francisco recordó que “san Agustín afirma: «¿Pensáis, hermanos, que la cizaña no sube a las cátedras episcopales? […] En las cátedras episcopales hay trigo y hay cizaña; y en las comunidades de fieles hay trigo y hay cizaña» (Sermo 73, 4: PL 38, 472)”.

Dice Cohélet ¡vanidad de vanidades, todo vanidad! (Ecl 1, 2), que es del arrogante con afán excesivo de ser considerado y admirado, lo cual sirve para el pueblo llano y para los césares y los papas. El Concilio Vaticano II, con la Declaración sobre la libertad religiosa (Dignitatis humanae), explicaba que Cristo Jesús, que es Maestro, renunció a ser Mesías político y dominador por la fuerza; prefirió llamarse Hijo del Hombre que ha venido «a servir» (Mc 10, 45).

Carlomagno y el reino francés cristiano
Que el césar pretenda igualarse a dios –el cesaropapismo- aparece como una constante en la historia de la humanidad y es el extremo opuesto al clericalismo, que es lo mismo, solo que al revés, pues es la “Ideología que defiende la influencia del clero en los asuntos políticos de una sociedad”. Es el clero de una religión, considerada la única verdadera.

Muchas religiones han intentado usurpar el gobierno civil e implantar la teocracia. Así en la India las religiones ástika que es como llaman a la teocracia hinduista. El budismo tiene la rama del tibetismo donde el Dalai Lama ha sido siempre el “rey” del Tibet hasta que el actual, en marzo de 2011, renunció públicamente a seguir siendo la autoridad y el poder civil de su país asiático. La Ciudad-Estado del Vaticano es una teocracia y es tenida por un monarquía absoluta.

Siempre las monarquías tienen un componente sacro como el chamán de muchas tribus primitivas, el Faraón de Egipto, el emperador romano antes que Julio César; luego Domiciano (81-96 dC) llegó a adoptar el título de "dominus et deus" (señor y dios); también Trajano (53-117 dC) que gobernó durante 19 años con el nombre de “césar divino”. El rey del Imperio Inca, el emperador chino, el emperador de Japón hasta que tras las bombas atómicas que USA le lanzó sobre Nagasaki e Hiroshima en 1945, el emperador Showa (Hiroito) renunció formalmente a convertirse en Arahitogami o "divino emperador presente”. El Zar de Rusia, el Absolutismo francés que tenía al rey como heraldo de Dios, Enrique VIII y siguientes reyes británicos hasta la actual octogenaria reina Isabel II, etc. Algunas monarquías “cristianas”  incluso se atribuyen una naturaleza divina, como también el califa en el mundo islámico, donde se le tiene como “príncipe de los creyentes” y jerarca máximo del Islam hasta la abolición del califato otomano en 1924. En el Islam no existe una diferencia conceptual entre el poder temporal y el espiritual.

Teodosio con permiso del Papa
El cristiano emperador romano Teodosio (segunda mitad del siglo IV) le dio al Papa (aunque se suele decir a la Iglesia) un poder enorme, ofreciéndole la estructura del Estado a su servicio, a cambio de lograr el poder que le daba esta religión sobre su gente. El papa Zacarías (741-752) apoyó que Pipino subiera al poder galo y su hijo Carlomagno facilitaría para Occidente (800-962) el cristiano reino carolingio con el que algunos jerarcas soñaban. Luego con Otón I (936-73) el Papa tramó el protagonismo sajón eclipsando el galo y constituyendo el llamado Sacro Imperio Romano Germánico. Además, en la Edad Media se añade la identificación del poder militar y el eclesiástico mediante la creación de las Órdenes militares.

San Martín (†397 con 80 años), monje y obispo de Tours, cooperó con san Ambrosio en la lucha por defender la libertad de la Iglesia frente a los abusos e intromisiones del poder civil y san Ambrosio (†397 con 57 años), obispo de Milán, había escrito al emperador Teodosio para decirle que en los asuntos civiles, él –aunque obispo y jerarca de la Iglesia, era otro súbdito. Y que en la Iglesia, él, aunque Emperador, era un bautizado más. Las palabras se las lleva el viento y la letra escrita se oculta en los archivos.

Por el contrario, san Máximo (†423), el primer obispo de Turín, fue glosado por Benedicto XVI en Audiencia Gral (31-X-2007) recordando que, al igual que san Ambrosio, consolidó el cristianismo en el norte de Italia con la idea de aglutinar en su persona la sociedad civil pues se sentía plenamente autorizado para ejercer un auténtico poder de control sobre la ciudad. “El tono de sus sermones –decía Benedicto XVI- implica una conciencia cada vez mayor de la responsabilidad política de la autoridad eclesiástica, en un contexto en el que estaba sustituyendo a la civil. Es evidente que el contexto histórico, cultural y social hoy es profundamente diferente”.

San Pedro “crisólogo” (†450 con 71 años), obispo de Ravena, estuvo muy ligado con los poderes temporales como san Pedro Damiani (†1072 con 65 años), monje camaldulense, cardenal, obispo y doctor de la Iglesia. San Benito (†547 con 67 años), el Iniciador del monacato occidental con la Orden benedictina, huyó de Roma asqueado por el decadente vivir de los godos y del naciente poder de los Papas y se estableció en Montecasino.

San Roberto Belarmino (†1621 con 79 años), jesuita, cardenal, obispo de Capua, fue consultor del Santo Oficio aunque estuvo metido en el Índice por criticar los límites del poder temporal del Papa, consciente de no faltar a su 4º voto sino todo lo contrario, viviendo la evangélica corrección fraterna.

Con san Bonifacio I (†422), elegido Papa por la intervención de Carlos de Ravena se inició la introducción del poder civil en la elección del Papa que intentó abolir san Pío X (†1914 con 79 años) reformando el reglamento del Cónclave para que nunca más en la historia influya el poder temporal en la elección del obispo de Roma.

San Gregorio VII (†1085 con 65 años) fue el Papa que quiso eliminar la intromisión del poder civil en los nombramientos eclesiásticos y con un Decreto de 1075 prohibió al poder secular -bajo pena de excomunión- dar obispados, lo que provocó la protesta unánime de todos los señores feudales. El emperador Enrique IV de Alemania consideró que ese Papa era subversivo y revolucionario. En su pontificado redactó 27 tesis sobre su concepción del poder pontificio, Ideas totalmente novedosas que apoyaba en su personal interpretación del Evangelio (Jn 21, 17 y Mt 16, 16-20) discurriendo así: “si la Sede Apostólica tiene facultad para juzgar de las cosas espirituales, con mayor razón la tendrá sobre las temporales, que valen menos. Todo lo que hay dentro de la Iglesia, está debajo del Papa; luego los reyes y emperadores están sometidos al Papa”.

Georges Daroy
El clericalismo moderno renació en Italia cuando el beato papa Pío IX (1846-1878) promulgó su Syllabus (1864) que suponían una declaración de guerra a la modernidad y a lo que no fuera eclesiástico. La Iglesia católica, refractaria a constatar su real pérdida de prestigio ideológico y de poder en este mundo, reaccionó cerrándose en una doctrina integrista, ultramontana y fundamentalista y defendiendo doctrinas políticas ultraconservadoras en distintos países como el Carlismo en España que, entre otras cosas, provocó la ejecución del arzobispo de París Georges Darboy por la Comuna el 24 de mayo de 1871.

Que los eclesiásticos asumieran la función del poder temporal fue una circunstancia coyuntural por exigencia histórica tras el derrumbamiento del Imperio romano pero es inevitable “achacarles” su apego y denunciar la injusticia que supone retener lo “prestado”. Entonces, tras la invasión de los bárbaros, sólo los obispos tenían experiencia de gobierno. La justicia urge la esperada devolución de esas funciones a l@s laic@s que por supuesto ni mucho menos son la “longa manus” de la jerarquía.

Benedicto XVI (Aud Gral, 2-III-2010) glosando a santo Domingo de Guzmán (†1221 con 51 años), cuya memoria es el próximo día 8, sacerdote fundador de los dominicos, recordó que al ser nombrado canónigo reaccionó con humildad y en ese contexto cuestionó si "la carrera y el poder no son una tentación de la que no son inmunes ni siquiera quienes tienen un papel de animación y de gobierno en la Iglesia".

Francisco escribe en Evangelii gaudium que “nuestra fe es desafiada a descubrir el trigo que crece en medio de la cizaña” (EvG, 84).

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