Cesaropapismo o clericalismo en el mundo

En el discurso anual del Papa para felicitar las navidades a
la Curia vaticana, en diciembre de 2018, Francisco recordó que
“san
Agustín afirma: «¿Pensáis, hermanos, que la cizaña no sube a las cátedras
episcopales? […] En las cátedras episcopales hay trigo y hay cizaña; y en las
comunidades de fieles hay trigo y hay cizaña» (Sermo 73, 4: PL 38, 472)”.
Dice Cohélet
¡vanidad de vanidades, todo vanidad! (Ecl 1, 2), que es del arrogante con
afán excesivo de ser considerado y admirado, lo cual sirve para el pueblo llano
y para los césares y los papas. El Concilio Vaticano II, con la Declaración
sobre la libertad religiosa (Dignitatis humanae), explicaba que Cristo Jesús,
que es Maestro, renunció a ser Mesías político y dominador por la fuerza;
prefirió llamarse Hijo del Hombre que ha venido «a servir» (Mc 10, 45).
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Carlomagno y el reino francés cristiano |
Que el césar pretenda igualarse a dios –el cesaropapismo- aparece
como una constante en la historia de la humanidad y es el extremo opuesto al
clericalismo, que es lo mismo, solo que al revés, pues es la “Ideología que defiende la influencia del
clero en los asuntos políticos de una sociedad”. Es el clero de una religión, considerada la
única verdadera.
Muchas religiones han intentado usurpar el gobierno civil e
implantar la teocracia. Así en la
India las religiones ástika que es como
llaman a la teocracia hinduista. El budismo tiene la rama del tibetismo donde el Dalai Lama ha sido siempre el “rey” del Tibet
hasta que el actual, en marzo de 2011, renunció públicamente a seguir siendo la
autoridad y el poder civil de su país asiático. La Ciudad-Estado del Vaticano
es una teocracia y es tenida por un monarquía absoluta.
Siempre las monarquías tienen un componente sacro como el
chamán de muchas tribus primitivas, el Faraón de Egipto, el emperador romano antes que Julio César; luego Domiciano
(81-96 dC) llegó a adoptar el título de "dominus et deus" (señor y dios); también Trajano (53-117 dC) que gobernó
durante 19 años con el nombre de “césar
divino”. El rey del Imperio Inca, el emperador chino, el emperador de
Japón hasta que tras las bombas atómicas que USA le lanzó sobre Nagasaki e Hiroshima
en 1945, el emperador
Showa (Hiroito) renunció formalmente a convertirse en Arahitogami o
"divino emperador presente”. El Zar de Rusia, el
Absolutismo francés que tenía al rey como heraldo de Dios, Enrique VIII y
siguientes reyes británicos hasta la actual octogenaria reina Isabel II, etc.
Algunas monarquías “cristianas” incluso
se atribuyen una naturaleza divina, como también el califa en el mundo
islámico, donde se le tiene como “príncipe de los creyentes” y jerarca máximo
del Islam hasta la abolición del califato otomano en 1924. En el Islam no
existe una diferencia conceptual entre el poder temporal y el espiritual.
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Teodosio con permiso del Papa |
El
cristiano emperador romano Teodosio (segunda
mitad del siglo IV) le dio al Papa (aunque se suele decir a la Iglesia) un
poder enorme, ofreciéndole la estructura del Estado a su servicio, a cambio de
lograr el poder que le daba esta religión sobre su gente. El papa Zacarías
(741-752) apoyó que Pipino subiera al poder galo y su hijo Carlomagno
facilitaría para Occidente (800-962) el cristiano reino carolingio con el que
algunos jerarcas soñaban. Luego con Otón I (936-73) el Papa tramó el
protagonismo sajón eclipsando el galo y constituyendo el llamado Sacro Imperio
Romano Germánico. Además, en la Edad Media se añade
la identificación del poder militar y el eclesiástico mediante la creación de las Órdenes militares.
San Martín (†397 con 80 años), monje y obispo de Tours, cooperó con san
Ambrosio en la lucha por defender la libertad de la Iglesia frente a los abusos
e intromisiones del poder civil y san Ambrosio
(†397 con 57 años), obispo de
Milán, había escrito al emperador Teodosio para decirle que en los
asuntos civiles, él –aunque obispo y jerarca de la Iglesia, era otro súbdito. Y
que en la Iglesia, él, aunque Emperador, era un bautizado más. Las palabras se las lleva el viento y la letra escrita se oculta en los archivos.
Por
el contrario, san Máximo (†423),
el primer obispo de Turín, fue glosado por Benedicto XVI en Audiencia Gral
(31-X-2007) recordando que, al igual que san Ambrosio, consolidó el
cristianismo en el norte de Italia con la idea de aglutinar en su persona la
sociedad civil pues se sentía plenamente autorizado para ejercer un auténtico
poder de control sobre la ciudad. “El
tono de sus sermones –decía Benedicto XVI- implica una conciencia cada vez mayor de la responsabilidad política de
la autoridad eclesiástica, en un contexto en el que estaba sustituyendo a la
civil. Es evidente que el contexto histórico, cultural y social hoy es
profundamente diferente”.
San Pedro “crisólogo” (†450 con
71 años), obispo de Ravena, estuvo muy
ligado con los poderes temporales como
san Pedro Damiani (†1072 con 65 años), monje camaldulense, cardenal, obispo y doctor de la
Iglesia. San Benito (†547 con 67 años), el
Iniciador del monacato occidental con la Orden benedictina, huyó de Roma
asqueado por el decadente vivir de los godos y del naciente poder de los Papas
y se estableció en Montecasino.
San Roberto Belarmino (†1621 con
79 años), jesuita, cardenal, obispo de Capua, fue consultor
del Santo Oficio aunque estuvo metido en el Índice por criticar los límites del
poder temporal del Papa, consciente de no faltar a su 4º voto sino todo lo
contrario, viviendo la evangélica corrección fraterna.
Con san Bonifacio I (†422), elegido Papa por la intervención de Carlos de Ravena se
inició la introducción del poder civil en la elección del Papa que intentó
abolir san Pío X (†1914
con 79 años) reformando el reglamento del Cónclave para que nunca más en la historia
influya el poder temporal en la elección del obispo de Roma.
San Gregorio VII (†1085 con
65 años) fue el Papa que quiso eliminar la intromisión del poder civil en los
nombramientos eclesiásticos y con un Decreto de 1075 prohibió al poder secular
-bajo pena de excomunión- dar obispados, lo que provocó la protesta unánime de todos
los señores feudales. El emperador Enrique IV de Alemania consideró que ese
Papa era subversivo y revolucionario. En su pontificado redactó 27 tesis sobre
su concepción del poder pontificio, Ideas totalmente novedosas que apoyaba en
su personal interpretación del Evangelio (Jn 21, 17 y Mt 16, 16-20)
discurriendo así: “si la Sede Apostólica
tiene facultad para juzgar de las cosas espirituales, con mayor razón la tendrá
sobre las temporales, que valen menos. Todo lo que hay dentro de la Iglesia,
está debajo del Papa; luego los reyes y emperadores están sometidos al Papa”.
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Georges Daroy |
El clericalismo moderno renació en Italia cuando el beato papa Pío
IX (1846-1878) promulgó su Syllabus (1864) que suponían una declaración de
guerra a la modernidad y a lo que no fuera eclesiástico. La Iglesia
católica, refractaria a constatar su real pérdida de prestigio ideológico y de
poder en este mundo, reaccionó cerrándose en una doctrina integrista, ultramontana y fundamentalista y defendiendo doctrinas políticas
ultraconservadoras en distintos países como el Carlismo en
España que, entre otras cosas, provocó la ejecución del arzobispo de París Georges Darboy por la Comuna el 24
de mayo de 1871.
Que los eclesiásticos asumieran la
función del poder temporal fue una circunstancia coyuntural por exigencia
histórica tras el derrumbamiento del Imperio romano pero es inevitable
“achacarles” su apego y denunciar la injusticia que supone retener lo
“prestado”. Entonces, tras la invasión de los bárbaros, sólo los obispos tenían
experiencia de gobierno. La justicia urge la esperada devolución de esas
funciones a l@s laic@s que por supuesto ni mucho menos son la “longa manus” de
la jerarquía.
Benedicto
XVI
(Aud Gral, 2-III-2010) glosando a santo Domingo de Guzmán (†1221 con 51 años), cuya memoria es el próximo día 8, sacerdote fundador de los dominicos,
recordó que al ser nombrado canónigo reaccionó
con humildad y en ese contexto cuestionó si "la carrera y el poder no son una tentación de la que no son inmunes ni
siquiera quienes tienen un papel de animación y de gobierno en la Iglesia".
Francisco
escribe en Evangelii gaudium que “nuestra
fe es desafiada a descubrir el trigo que crece en medio de la cizaña” (EvG,
84).
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