Tres Personas pero un solo
Dios
Del Evangelio de la
solemnidad de la Trinidad santísima, el domingo siguiente a Pentecostés, que en 2019 es ciclo C, se proclaman
unas palabras de Jesús que recoge Juan: Muchas cosas me quedan por deciros, pero no
podéis cargar con ellas por ahora: cuando venga él, el Espíritu de la Verdad,
os guiará hasta la verdad plena (Jn 16, 12-15). Esa verdad plena o
total no se agota en el descubrimiento de los misterios del cosmos y del cuerpo
humano.
La Verdad plena es el misterio
de Dios que es Uno y Trino a la vez. Lo demás, lo creado por Él, tiene su
impronta y desde Dios podemos vislumbrar su obra creada y desde las cosas
creadas podemos llegar a conocer a Dios sin muchos problemas aunque lo que
lleguemos a conocer será una gota de agua en el océano ya que Dios es infinito
y nuestra inteligencia finita, limitada aunque tengamos un índice intelectual
cuarenta veces mayor que Einstein.
Discutir
sobre la realidad trinitaria o negarla es algo corriente desde el principio del
cristianismo. A modo de ejemplo, ya Ceferino fue un Papa mártir en 217 que chocó con los adopcionistas en las fuertes
discusiones trinitarias. Basilio Magno (†379 con 49 años) doctor y Padre
de la Iglesia, uno de los dos más grandes escritores griegos, se opuso al papa
Dámaso por su interpretación romana del misterio trinitario.
Como el misterio trinitario
es lo esencial, Juan Pablo II, con ocasión de celebrar el Gran Jubileo del
2000, escribía que “contemplando a
Cristo, hemos adorado al Padre y al Espíritu, la única e indivisible Trinidad”
(Novo milenio ineunte).
Francisco también ayuda a no despistarse y no perder el norte cuando
dice, por ejemplo, que “la Trinidad no es el producto de
razonamientos humanos, es el rostro con el que Dios se ha revelado a sí mismo,
no desde lo alto de un trono, sino caminando con la humanidad” (ángelus 2014).
Sabemos que Moisés en lo alto
del Sinaí veía a Dios cara a cara. ¿Veía la trinidad? Cuando Dios bajaba cada
atardecer al paraíso a charlar un rato con Adán y Eva, ¿bajaban las tres
Personas divinas? ¿Sabrían nuestros primeros padres lo de la Trinidad aunque
quien bajase al paraíso fuera solo el Verbo, el Hijo, la segunda Persona?
Es elemental y básico el
conocimiento de la Trinidad divina pues salen muchas consecuencias para la vida
ordinaria de los hombres y no solamente aplicaciones externas y
decorativas.
Bárbara,
virgen de Nicomedia, mártir (+313), encerrada por su padre en un castillo,
pidió que abrieran tres ventanas para recordatorio de la Stma. Trinidad.
Patricio (+461 con 76 años), monje, patrono de Hibernia (Irlanda), usaba la hoja de trébol para
explicar la Stma. Trinidad.
Bladulfo (+630) fue un monje
discípulo de san Columbano que por discutir al rey arriano Ariovaldo sobre la
Stma. Trinidad, lo quiso matar a bastonazos. Sobrevivió a ello y años después
murió tranquilamente en el monasterio de Bobbio en Emilia-Romaña.
En el Medievo los Magos de Oriente son tenidos por tres
(Melchor, Gaspar y Baltasar) pues es la cifra que representa a la Stma.
Trinidad. Lamentable fue el que también en el Medievo se justificara la Tiara
papal con sus tres pisos de oro como símbolo de la Trinidad.
Juan de Mata (+1213
con 53 años) fue un sacerdote que con Félix de Valois fundó los monjes “trinitarios”
cuyo hábito luce una cruz tricolor en honor de la Trinidad divina. Poco
acertado fue el que defendiese que la Trinidad es el
dogma fundamental del cristianismo y el que más ofende a los musulmanes pues no
es nada evangélico ese planteamiento. También los “trinitarios”, en honor de la
Trinidad, tenían en su regla primitiva que en cada convento hubiera tres
sacerdotes y tres legos y que las rentas se dividieran en tres partes: dos para
el sustento y actividades hospitalarias y la tercera para el rescate. Un monje “trinitario”,
el padre Juan Gil, liberó a Cervantes en 1580 en Argel.
Sergio de Radonez (+1392 con 78 años), padre del monacato en Rusia, construyó la
iglesia de la Stma Trinidad. Fue para Oriente lo que Francisco de Asís para
Occidente.
Josafat (+1623
con 43 años), fue obispo de Lituania siendo un monje en el monasterio de la Stma
Trinidad de los basilios en Vilna.
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| La Trinidad de la tierra: Jesús, María y José |
Es bueno reconocer
que hay otras maneras de reflejar a la Trinidad divina y que sea en la vida
ordinaria de los hombres, en la familia, en la empresa, en la vida social, en
la vida eclesial, en fin en la vida misma.
Una deducción inmediata que vemos de la Trinidad, por el hecho de ser pluralidad de Personas y unidad de esencia (no uniformidad), la recuerda Francisco al decir que “el Espíritu Santo es garante, también, de la verdadera "unidad en la diferencia" (…) La unidad verdadera, aquella según Dios, que no es uniformidad, sino unidad en la diferencia” (Homilía de Pentecostés en 2017).
Una deducción inmediata que vemos de la Trinidad, por el hecho de ser pluralidad de Personas y unidad de esencia (no uniformidad), la recuerda Francisco al decir que “el Espíritu Santo es garante, también, de la verdadera "unidad en la diferencia" (…) La unidad verdadera, aquella según Dios, que no es uniformidad, sino unidad en la diferencia” (Homilía de Pentecostés en 2017).
“Sólo
Él puede suscitar la diversidad, la pluralidad, la multiplicidad y, al mismo
tiempo, realizar la unidad. En cambio, cuando somos nosotros los que
pretendemos la diversidad y nos encerramos en nuestros particularismos, en
nuestros exclusivismos, provocamos la división y, por otra parte, cuando somos
nosotros quienes queremos construir la unidad con nuestros planes humanos,
terminamos por imponer la uniformidad, la homologación” (EvG, 131).
Hay que llevar a la vida eclesial
diaria la pluralidad y la diversidad del sacerdocio, el real de l@s bautizad@s
y el ministerial de los curas, la pluralidad de las iglesias particulares y la unidad
de la Iglesia católica aunque las particulares no son sucursales de Roma.
También se puede ir progresando a hacer realidad la pluralidad y la unidad de
las funciones litúrgicas, pastorales, catequéticas, de caridad, etc. La unidad
no es la unicidad o uniformidad de los ritos, de la lengua, de las estructuras,
etc.
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| En tiempos de Mao, los chinos y chinas iban uniformados, todos con el mismo vestido de calle. |
La pluralidad y la unidad está
en la sociedad civil y hay que aprender a respetar la pluriculturalidad y
plurirreligiosidad. Ya decía Juan Pablo II que ha
pasado el tiempo de la “sociedad cristiana”, con una única religión y única
cultura. Dejaba escrito que “en esta
perspectiva se sitúa también el gran desafío del diálogo interreligioso, en el
cual estaremos todavía comprometidos (…) En la situación de un marcado
pluralismo cultural y religioso, tal como se va presentando en la sociedad del
nuevo milenio, este diálogo es también importante para proponer una firme base
de paz y alejar el espectro funesto de las guerras de religión que han bañado
de sangre tantos períodos en la historia de la humanidad” (NMI, 55).
Benedicto XVI en 2009
recordaba que “Dios es Trinidad, es
comunión de amor, y la familia es una manifestación que refleja el Misterio
insondable del Dios amor”. Y Francisco sigue
con lo mismo: “Una familia en la que se
ama y se ayudan unos a otros es un reflejo de la Trinidad. Una parroquia en la
que se quiere y se comparte los bienes espirituales y materiales es un reflejo
de la Trinidad” (en 2014) y puede decirse de un hospital, un ayuntamiento,
de una empresa, un equipo deportivo (fútbol, basquet, motos…).
“La
evangelización es tarea de la Iglesia (…) un misterio que hunde sus raíces en la Trinidad, pero
tiene su concreción histórica en un pueblo peregrino y evangelizador, lo cual
siempre trasciende toda necesaria expresión institucional” (EvG, 111).
También Francisco ayuda a ver en la creación misma, en el cosmos, la mano de Dios y por tanto la pluralidad y la unidad. Así en la Encíclica “verde” dice que "en el seno
del universo podemos encontrar un sinnúmero de constantes relaciones que se
entrelazan secretamente (…) Todo está conectado, y eso nos invita a madurar una
espiritualidad de la solidaridad global que brota del misterio de la Trinidad"
(LSi, 240). Y a ello dedica todo el apdo VII del cap VI.
Benedicto XVI “Meditando este misterio, vemos… la caridad,
que en María es perfecta (…) manifestación del amor trinitario” (Enc. Deus
caritas est, 19).
Francisco dice que “la Virgen María, la más humilde de las
criaturas, ya está en la gloria de la Trinidad” (Ángelus 2014).


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