martes, 28 de enero de 2020

CIÈNCIA I FE, DUES ALES PER VOLAR

Tomàs d’Aquino y altres teòlegs cristians


Cada 28 de gener es conmemora a Tomàs d’Aquino (†1274 amb 49 anyos), per ser aniversario de l’trasllat de les seves restes mortals des d’Italia a la casa generalícia en Tolosa del Llenguadoc. Era dominic napolità, professor a la Universitat de París als 27 anyos, i autor de la síntesi mai aconseguida fins avui entre fe i raó, entre Filosofia y Teologia. Amb la seva Metafísica aristotèlica i la teoria de “les causes segones”, va posar less bases intel.lectuals de la veritable secularització o manera correcta de tirar endavant aquest món, vencent les temptacions de el laïcisme i de l’clericalisme.

Benedicto XVI lo citó (ángelus 28-I-2007) diciendo que "con sabiduría futurista, santo Tomás de Aquino logró instaurar una relación fructífera con el pensamiento árabe y hebreo de su tiempo, al punto de ser considerado un maestro siempre actual de dialogo con otras culturas y religiones (…) supo presentar aquella admirable síntesis cristiana entre razón y fe que para la civilización occidental representa un patrimonio precioso, al cual hay que referirse aún hoy para dialogar eficazmente con las grandes tradiciones culturales y religiosas del este y del sur del mundo". En otra ocasión afirmó que el Aquinate “demostró la autonomía de la razón humana y aportó el separar la Filosofía de la Teología cuando los teólogos hacían teología (…) usando conceptos platónicos. El Aquinate parte de Aristóteles que sin fe ni revelación, llegó a Dios y al conocimiento de la ley moral natural y demostró que la razón acoge la verdad en virtud de su evidencia intrínseca mediata o inmediata. En la 3ª catequesis de los miércoles a él dedicada recordó que enseña que la fe en Dios es razonable (Aud Gral, 23-VI-2010).

Ambrosio de Siena (†1286 amb 66 anys), beat, va ser dominic condeixeble de Tomàs d’Aquino i tots dos alumnes de Albert Magne. Ambrosio era l’home més lleig i estrafet de el món però arrosegaba multituds amb les seves prèdiques.

El Papa Urbà IV, quan el 8-IX-1264 va manar fer extensiva a tota l’Esglesia la festa belga de l’Corpus, va encarregar a Tomàs d’Aquino i a l’franciscàno Bonaventura (†1274 amb 57 anyos) que componguessin els textos litúrgics de tal fiesta i que els llegissin en veu alta per a triar un. Mentre el Aquinat llegia el seu, Bonaventura trencava els seus papers. Bonaventura, que va ser bisbe de Albano, cardenal i Doctor de l’Esglesia, va ser mestre en la revolta i efervescent París al costat del seu amic Tomàs d’Aquino, quan els frares europeus caminaven a mata-degolla entre injúries i pallisses, discutin sobre Aristòtil i Averroes.

Anselmo (†1109 con 76 años), benedictino, obispo de Cantorbery y Doctor de la Iglesia, fue un pensador original e independiente, declarado ejemplo de armonía entre la fe y la razón pero el argumento que tenía para demostrar la existencia de Dios no le gustó a Tomás de Aquino y le dio pie a descubrir otro razonamiento científicamente más riguroso, las famosas “cinco vías”.

Alberto Magno (†1280 con 74 años), fraile dominico que se dedicó a la enseñanza universitaria, tuvo a Tomás de Aquino como discípulo en París y se lo llevó a Colonia. A sus 70 años, al enterarse que en la universidad de París, en acto póstumo, a impulso del obispo Esteban Tempier, se iban a condenar las tesis tomistas y a quemar sus obras, emprendió el largo viaje para defender la memoria de su discípulo y servir a la verdad. Ya anteriormente, cuando algunos condiscípulos se burlaban del Aquinate llamándole “el buey mudo”, Alberto le defendía diciendo: “sí, pero sus mugidos conmoverán al mundo”.

Benedicto XVI (Aud Gral, 24-III-2010), con una reseña biográfica, comentó que Alberto enseñaba la armonía entre la ciencia y la fe, aunque alguna vez en la historia se han dado desencuentros, y por su apertura de mente, inició la acogida del pensamiento de Aristóteles, filosofía pagana pre-cristiana, lo cual fue una auténtica revolución. Alberto era geógrafo, astrónomo, físico, químico y teólogo y supo compaginar la armonía entre la Ciencia y la Fe, convencido de que todo el cosmos es obra de Dios y cualquier criatura, por insignificante que sea, esconde la sabiduría, el poder y la bondad divinas.

Explica el mateix Albert que no li agradava estudiar i un dia que volia escapar-se de l’escola, se li aparegué la Mare de Déu com a “tron de Saviesa”. Pensant en el significat d’aquesta advocació mariana, se pot deduir que el savi es aquell que jutja rectament sobre les coses divines. La saviesa humana s’adquireix por l’estudi però hi ha també la saviesa com a do de l’Espírit Sant; un saber sobre Déu que brolla, com explica Tomàs d’Aquino, de la compenetració o connaturalitat amb Éll. aquest do prové de la caritat, que ens uneix a Déu. A la Mare de Déu veiem reflectida aquesta saviesa que brolla de l’experiència de Déu, de la intimitat amb Éll.

María Magdalena era llamada “apóstol de apóstoles” (Apostolorum apostola) por Tomás de Aquino mientras que en Oriente la llamaban “isapóstolos” (igual que un apóstol).

Raimundo de Peñafort (†1275 con 99 años), dominico, el tercer Maestro General de su Orden, cargo del que renunció así como el de obispo pues reconocía que no servía para mandar sino para escribir, pidió a Tomás de Aquino que escribiera la Suma contra gentiles para la defensa de la fe entre los no cristianos.

La fe y la razón –escribió Juan Pablo II en la encíclica “Fe y razón” (Fides et ratio, 1998), son como dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad... Tanto en Oriente como en Occidente es posible distinguir un camino que, a lo largo de los siglos, ha llevado a la humanidad a encontrarse progresivamente con la verdad y a confrontarse con ella”.

Els coneixements fonamentals –sigueix dient el Papa Wojtyla- deriven del “sorpresa” suscitat per la contemplació de la creació. Sense el “sorpresa” l’home cauria en la repetitivitat i, poc a poc, seria incapaç de viure una existència veritablement personal”.


La Filosofía –afirma el Papa polaco más adelante- es una ayuda indispensable para profundizar la inteligencia de la fe y comunicar la verdad del Evangelio (…) 

La Iglesia no propone una Filosofía propia ni canoniza una Filosofía particular. La autonomía de que goza la Filosofía radica en el hecho de que la razón está por naturaleza orientada a la verdad (…) La expresión «Filosofía cristiana» no debe ser mal interpretada: no se pretende aludir a una Filosofía oficial de la Iglesia puesto que la fe como tal no es una Filosofía.

Acaba su encíclica sobre la fe y la razón escribiendo que “Mi pensamiento se dirige a Aquella que la oración de la Iglesia invoca como «Trono de Sabiduría» (…) Igual que la Virgen fue llamada a ofrecer toda su humanidad y feminidad, así la Filosofía está llamada a prestar toda su aportación racional y crítica. Igual que María, en el consentimiento dado al anuncio de Gabriel, nada perdió de su verdadera humanidad y libertad, así el pensamiento filosófico, cuando acoge el requerimiento que procede de la verdad del Evangelio, nada pierde de su autonomía.

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