El arma de la oración
Pablo y Bernabé en Listra donde curaron a un cojo de nacimiento |
En estas semanas
después de la resurrección de Jesús, o sea en el tiempo pascual, nos cuenta el
Nuevo Testamento que Pedro y algunos apóstoles se quedaron en Jerusalén para
hacer frente a la persecución (Act) y salían gozosos porque eran dignos de
ultrajes. Mientras que Pablo y Bernabé se fueron por estos mundos de Dios, Perge,
Antioquía de Pisidia, Iconio, etc., predicando y la estaba gente encantada de
oír la palabra de Dios. “Los gentiles se
alegraban y glorificaban la palabra del Señor y la palabra del Señor se
propagaba por toda la región” (Act 13, 48-49).
L@s cristian@s
del inicio se fueron desperdigando por todo el Imperio romano, unos por motivos
laborales, otros familiares o sociales y mientras los judíos organizaron la
persecución involucrando a mujeres piadosas, distinguidas y principales de
diversos lugares (Act 13, 50). La Iglesia en salida no es porque no se sufran
persecuciones, como ya advirtió el mismo Cristo.
Los primeros cristianos |
Al Papa Francisco
lógicamente le gusta mirar a los primeros cristianos que son el modelo y en una
ocasión (miércoles 17-IV-2015), a propósito del bautismo, comentaba que en
aquella hora inicial del cristianismo “los
bautizados se fueron solos, sin curas ni obispos (…) eran simples fieles
bautizados había solo año y medio. Estos
cristianos --cristianos desde hacía poco tiempo- tuvieron la fuerza, el coraje –seguía
diciendo Bergoglio- de anunciar a Jesús.
Lo anunciaban con las palabras, pero también con su vida. Suscitaban curiosidad
(…) Tenían solo la fuerza del bautismo. Y el bautismo les daba este coraje
apostólico, la fuerza del Espíritu (…) Pienso
en nosotros, bautizados, si tenemos esta fuerza ¿Que el bautismo sea suficiente
para evangelizar? O esperamos que el cura diga, que el obispo diga.
(…) Demasiado a menudo, subrayó, la
gracia del bautismo se deja un poco aparte y nos encerramos en nuestras cosas.
A veces pensamos: «No, nosotros somos
cristianos: hemos recibido el bautismo, nos hemos confirmado, hemos hecho la
primera comunión… y así el carnet de identidad está bien. Y ahora, dormimos
tranquilos: somos cristianos». Pero
"¿Dónde está esta fuerza del Espíritu que te lleva adelante?, se
preguntó el Papa. ¿Somos fieles al
Espíritu para anunciar a Jesús con nuestra vida, con nuestro testimonio y con
nuestras palabras? (…) cuando no lo hacemos, la Iglesia se convierte no en
madre, sino en Iglesia niñera, que cuida al niño para que se duerma. Es una
Iglesia adormecida”.
Pentecostés |
El
día anterior (martes 16-IV-2015), acerca de esa fidelidad al Espíritu Santo, advirtió
que no se ha cumplido con todo lo que el Espíritu Santo pidió en el Concilio Vaticano II porque se ha preferido mayormente ceder a
la tentación de la comodidad que seguir lo que inspiró Dios a los padres
conciliares.
Recordó
que el Espíritu Santo siempre “nos mueve,
nos hace caminar, empuja la Iglesia a ir hacia delante. Sin embargo, somos como
Pedro en la Transfiguración: ¡Ah, qué bien estamos aquí, todos juntos.
Que no nos molesten. Queremos que el Espíritu
Santo se adormezca… queremos «domesticar» al Espíritu Santo… ¡seguir adelante!
Es eso lo que fastidia. La comodidad es mejor”, expresó.
¿De dónde se saca la fuerza?, nos podemos preguntar
cada bautizad@ y la respuesta está en el ejemplo de Jesús: “Pasó la noche orando a Dios (Lc 6, 12). Ya Juan Pablo II pidió que
“es el momento de reflexionar sobre lo
que el Espíritu ha dicho al Pueblo de Dios” (Novo Millenio Ineunte, 3). El
evangelio recoge las palabras del mismo Jesús referidas directamente a cada
bautizad@: Mis ovejas escuchan mi voz (Jn 10, 20-37).
Los primeros cristianos en oración comunitaria |
Bendicto XVI dedicó
unas catequesis de los miércoles (mayo de 2011) sobre “la oración que nos enseñó Jesús... Es en Jesús, de hecho, donde el
hombre se capacita para acercarse a Dios (…) Junto a los primeros discípulos,
con humilde confianza nos dirigimos ahora al Maestro y Le pedimos: «Señor,
enséñanos a orar» (Lc 11, 1).
(…) Queridos amigos, en
estos ejemplos de oración de las distintas épocas y civilizaciones, surge la
conciencia del ser humano de su condición de criatura y de su dependencia de
Otro, que es superior a él y fuente de todo bien. El hombre de todos los
tiempos reza”.
Juan Pablo II, en la Carta apostólica Novo milenio ineunte (NMI, I-2001) del
inicio del tercer milenio, concluido el Gran Jubileo del 2000, exhortaba: “Ahora tenemos que mirar hacia delante,
debemos remar mar adentro, confiando
en la palabra de Cristo: Duc in altum!...
experimentado en iniciativas concretas… Es importante que lo que nos
propongamos, con la ayuda de Dios, esté fundado en la contemplación y en la
oración… (NMI, 15). Es necesario un…
compromiso cotidiano (NMI, 40)”.
Juan Pablo II, para preparar el Gran
Jubileo del 2000, escribió la Carta apostólica Tertio milenio adveniente (TMA, XI-1994) en la que proponía cosas
concretas para vivir durante una preparación remota (de 1994 a 97) y una
inmediata, los tres años anteriores al 2000. Cada año estuvo dedicado a una de
las tres Personas divinas y a un sacramento. En concreto 1997 fue dedicado a
Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre, el Redentor, y al Bautismo. Proponiendo el descubrimiento del Bautismo como fundamento de la existencia
cristiana (TMA, 41)
Bautismo de adultos en el Jordán |
También las catequesis de los miércoles 11 y 18 abril 2018
estuvieron dedicadas al Bautismo y recordó lo ocurrido en Japón en los primeros
decenios del siglo XVII, cuando los misioneros católicos fueron expulsados del
país y las comunidades permanecieron más de dos siglos sin sacerdotes. Cuando
luego volvieron los misioneros ¡encontraron a una comunidad viva en la que
todos estaban bautizados, catequizados, casados en la Iglesia! E incluso
cuantos habían muerto habían recibido una sepultura cristiana. Pero no había
sacerdote! ¿Quién hizo esto? ¡Los bautizados!
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