jueves, 11 de abril de 2019

LA VIRGEN MARÍA LLORA

Pero no es llorona



El viernes anterior al domingo de los ramos se tiene por “viernes de dolores”, día que celebran muchas Dolores o Lolas. Los relatos de los evangelios no dicen que María llorara en el Gólgota, sufriendo la pasión y la crucifixión de su hijo Jesús. Tampoco se dice nada de cuando murió su esposo san José, pero no cabe la menor duda que lo haría.

Jesús lloró ante la tumba de su amigo Lázaro de Betania, hermano de Marta y María. Antes de resucitarlo, llevaba ya 4 días enterrado, lloró desconsoladamente, de modo que los judíos presentes dijeron: “mirad cómo le ama” (cf Jn 11, 14-39). Se llora por muchos motivos y es muy bueno hacerlo cuando corresponde.

En la homilía de una Misa celebrada en Santa Marta (2-V-2014), el Papa Francisco expresó que lloró por los cristianos crucificados hacía unos días en Siria por las atrocidades de extremistas musulmanes. Lloró en la entrevista con Jordi Évole que ofreció “la sexta” con motivo de las concertinas de las vallas en Ceuta y Melilla.  Lloró al conocer a refugiados rohinyás en Bangladés, lloró al ver la evacuación de una villa miseria de Buenos Aires, etc. No lo oculta y considera que nos hemos de preguntar si sabemos llorar.

La imagen de María llamada “la Virgen de las lágrimas”, así llamada como la de Siracusa, lloró sangre durante 3 horas en la iglesia de san Patricio en la Catedral de Gyor en Hungría, a donde fue llevada por el Obispo de Clonfert, Mons. Walter Lynch, quien se vio obligado a huir de Irlanda ante la persecución de los ingleses liderados por Oliver Cromwell. La advocación original era “Consuelo de los afligidos”. Más de 30 años después de la muerte de Mons. Lynch, el 17 de marzo de 1697, la imagen, que estaba en la Catedral de Gyor, comenzó a llorar lágrimas y sangre durante la Misa de las 6,00 am. Muchos pudieron ver el milagro, sacerdotes y laicos, algunos protestantes luteranos, calvinistas y un rabino de una sinagoga judía. En 1947, en el 250 aniversario, se calcula que llegaron unos 100 mil peregrinos para venerar la imagen. Juan Pablo II la visitó en su viaje a Hungría.

La advocación mariana Virgen de las lágrimas en Siracusa es una imagen del Inmaculado Corazón de María que derramó lágrimas de dolor y de esperanza por el mundo, como dijo Juan Pablo II. Ocurrió en 1953 en casa de un humilde matrimonio, Angelo y Antonina Lucia, que tenían la imagen de yeso sobre su lecho matrimonial. Ocurrió durante cuatro días, del 29 agosto al 1 septiembre. El párroco acudió con unos expertos y el doctor Michele Cassola, científico ateo, y todos, quedaron asombrados pues las lágrimas eran humanas. Ese diciembre, los obispos de esa zona siciliana declararon la verdad de las lágrimas.

El 17-X-1954, Pío XII se refirió a este hecho prodigioso en un radiomensaje al Congreso mariano regional de Sicilia. En 1968 se construyó un santuario y Juan Pablo II el 6-XI-1994, consagró el templo remozado y al que acude un millón de peregrinos cada año.

Jesús lloró la muerte de su amigo Lázaro de Betania
El 5-V-2016, Francisco presidió la vigilia de oración “para secar las lágrimas” en el marco del Jubileo de la Misericordia, ocasión para la cual fue llevado al Vaticano el relicario de la Virgen de las lágrimas. El 25-V-2018 repitió la vigilia de oración ante el relicario y dijo: “Han traído desde Siracusa la reliquia de las lágrimas de la Virgen. Hoy están ahí, y rezamos a la Virgen para que nos dé a nosotros y también a la humanidad, porque tenemos necesidad, el don de las lágrimas, que nosotros podamos llorar por nuestros pecados y por tantas calamidades que hacen sufrir al pueblo de Dios y a los hijos de Dios”.

Virgen de Mariapócs
El santuario mariano de Mariapócs, en Hajdudorog, diócesis húngara de rito bizantino, fue citado por Juan Pablo II en el ángelus del 14-VIII-1988, explicando que en ese año mariano solía ir mentalmente por todos los santuarios del mundo en sus “peregrinaciones ideales”. Y recordó que la fama de este santuario húngaro empezó en 1696 cuando los ojos de la imagen empezaron a derramar lágrimas durante una celebración eucarística.

El Emperador Leopoldo se llevó la imagen a Viena y nunca más regresó a su aldea originaria; se les entregó una copia. Pero en 1715 los ojos de la imagen-copia volvieron a derramar lágrimas y lo mismo en 1905. En la imagen la Virgen indica con la mano el camino hacia el Hijo. Fue encargada a Stephan Pap en 1676 por un cristiano que había podido escapar de su apresamiento por los turcos.

Cerca de Grenoble, en los Alpes franceses, en 1846 la Virgen, conocida como Ntra. Sra. de la Salette, se apareció a 2 pastorcitos, Maximino y Melanie, para revelar que hay que abandonar los pecados de la blasfemia y el olvido del domingo como día del Señor y de participar en la Eucaristía. Pío IX, gracias a un mal entendido del cura de Ars, aprobó esta devoción y pidió le fuera enviado el relato de los secretos por escrito.

Melanie contaba las advertencias marianas sobre los castigos divinos por los pecados de los sacerdotes y personas consagradas, cloacas de impureza. “Los justos sufrirán mucho; sus oraciones, su penitencia y sus lágrimas subirán hasta el cielo y todo el pueblo de Dios pedirá perdón y misericordia e implorará mi ayuda e intercesión”. La Virgen predijo acontecimientos que se cumplieron en la fecha indicada, afectando a naciones, a la Iglesia y al mundo entero.

Juan Pablo II dijo: "En este lugar, María, la madre siempre amorosa, mostró su dolor por el mal moral causado por la humanidad. Sus lágrimas nos ayudan a entender la gravedad del pecado y del rechazo a Dios”.

En Akita, la japonesa isla Honshu, la Virgen, Ntra Sra de Akita, se apareció por tres veces en 1973 a sor Agnes Sasagawa cuando oraba en su convento de las Doncellas de la Santa Eucaristía. El santuario mariano allí levantado se conoce como la “Fátima de Oriente”. Dos años después la imagen de la Virgen empezó a llorar durante 101 veces en 6 años y 8 meses, hasta el 15-IX-1981, fiesta de la Virgen de los Dolores. La monja fue curada de sordera y los médicos no saben dar explicación científica adecuada.

Los mensajes de Ntra Sra de Akita fueron aprobados por el obispo de la diócesis de Niigata, Japón, Mons. John Shojiro Ito, tras la correspondiente consulta a la Santa Sede. En junio de 1988, Joseph Cardenal Ratzinger, Prefecto de la CDF, impartió el juicio definitivo sobre los eventos y mensajes de Akita, juzgándolos confiables y dignos de fe. La Virgen pide oraciones por el Papa, los obispos y los sacerdotes; advierte del castigo divino a la humanidad por tantos pecados si no hay suficiente oración, penitencia y sacrificios. Será un castigo mayor que el diluvio, cayendo fuego del cielo. El demonio se infiltrará en la Iglesia y se cometerán muchos sacrilegios y habrá muchas defecciones. La talla de la Virgen, en madera, es obra de Saburo Wakasa, budista japonés, que imita a la “Madre de todos los pueblos” que se venera en Holanda. A Akita llegan peregrinos de 50 países.

Ntra Sra de Siluva, en Lituania, país evangelizado en el siglo XIII, como los demás países bálticos, fue llamada “tierra de María”. El santuario más conocido es el de Ausros Vartai (la puerta de la aurora), bajo la advocación de “Madre de misericordia”. En 1608, 250 años antes que Lourdes. se apareció la Virgen con el Niño ante mucha gente. Unos pastorcitos vieron a una hermosa mujer, vestida de blanco y azul y con un bebé en brazos, envuelta en un suave resplandor, que lloraba amargamente, y que desapareció de forma repentina. Posteriormente, la Virgen volvió a aparecerse llorando ante una muchedumbre encabezada por el pastor calvinista de Siluva, que habían acudido al lugar indicado por los niños así como muchos otros no católicos. El milagro fue reconocido por Pío VI el 17 de agosto de 1775.

En 1993 Juan Pablo II agradeció allí a la Virgen no haber abandonado nunca a sus hijos lituanos. En 2008 (13 y 14 sep) el card Meisner, arzobispo de Colonia, asistió al 4º centenario como enviado especial de Benedicto XVI que estaba en Lourdes celebrando el 150º aniv.

En el lugar de las apariciones se encontró un icono de la Virgen de la anterior iglesia católica del pueblo, que había permanecido oculto durante casi cien años. Tras aquellos hechos, y varias curaciones milagrosas, después de ochenta años de vigencia del calvinismo, esta aparición milagrosa devolvió a Lituania a la fe católica.

La Virgen María de Etzelsbach es una imagen dolorosa alemana en el santuario mariano cercano a Polonia, visitado por Benedicto XVI (23-IX-2011). Es una mujer de mediana edad, con los párpados apesadumbrados de tanto llorar y una mirada absorta, mirando al infinito, como si estuviera meditando lo que había sucedido. En su regazo reposa el cuerpo exánime de su Hijo y en su cuerpo signos de la crucifixión. La posición del crucificado es una particularidad de esta imagen pues el cadáver está orientado hacia el lado que no vemos la lanzada; la está contemplando Ella.

Se dice que en la ciudad surcoreana de Naju una imagen de la Virgen llora por los sacrilegios eucarísticos, por los abortos…, algunas veces rezan hasta varios miles de personas y muy pocos son católicos. Hay milagros eucarísticos y se dice que alguno lo vio Juan Pablo II. El obispo está encantado con los acontecimientos pero aún no han sido oficialmente aprobados.


Reza la “oración colecta” de la Virgen de los dolores (15-IX): Señor, tú que has querido que la Madre compartiera los dolores de tu Hijo al pie de la cruz; haz que la Iglesia, asociándose con María a la pasión de Cristo, merezca participar de su resurrección.

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