Pero no es llorona
El viernes anterior al domingo
de los ramos se tiene por “viernes de dolores”, día que celebran
muchas Dolores o Lolas. Los relatos de los evangelios no dicen que
María llorara en el Gólgota, sufriendo la pasión y la crucifixión
de su hijo Jesús. Tampoco se dice nada de cuando murió su esposo
san José, pero no cabe la menor duda que lo haría.
Jesús lloró ante la tumba de
su amigo Lázaro de
Betania, hermano de
Marta y María. Antes de resucitarlo, llevaba ya 4 días enterrado,
lloró desconsoladamente, de modo que los judíos presentes dijeron:
“mirad cómo le
ama” (cf Jn 11,
14-39). Se llora por muchos motivos y es muy bueno hacerlo cuando
corresponde.
En
la homilía de una Misa celebrada en Santa Marta (2-V-2014), el Papa
Francisco expresó que lloró por los cristianos crucificados hacía
unos días en Siria por las atrocidades de extremistas musulmanes.
Lloró en la entrevista con Jordi Évole que ofreció
“la sexta” con motivo de las concertinas
de las vallas en Ceuta y Melilla. Lloró al
conocer a refugiados rohinyás
en Bangladés, lloró al ver la evacuación de una villa
miseria
de Buenos Aires, etc. No lo oculta y considera que nos hemos de
preguntar si sabemos llorar.
La imagen de María llamada
“la Virgen de las
lágrimas”, así
llamada como la de Siracusa, lloró sangre durante 3 horas en la
iglesia de san Patricio en
la Catedral de Gyor en Hungría, a donde fue llevada por el Obispo de
Clonfert, Mons. Walter Lynch, quien se vio obligado a huir de Irlanda
ante la persecución de los ingleses liderados por Oliver Cromwell.
La advocación original era “Consuelo de los afligidos”. Más de
30 años después de la muerte de Mons. Lynch, el 17 de marzo de
1697, la imagen, que estaba en la Catedral de Gyor, comenzó a llorar
lágrimas y sangre durante la Misa de las 6,00 am. Muchos pudieron
ver el milagro, sacerdotes y laicos, algunos protestantes luteranos,
calvinistas y un rabino de una sinagoga judía. En 1947, en el 250
aniversario, se calcula que llegaron unos 100 mil peregrinos para
venerar la imagen. Juan Pablo II la visitó en su viaje a Hungría.
La advocación mariana Virgen
de las lágrimas en
Siracusa es una imagen del Inmaculado Corazón de María que derramó
lágrimas de dolor y de esperanza por el mundo, como dijo Juan Pablo
II. Ocurrió en 1953 en casa de un humilde matrimonio, Angelo y
Antonina Lucia, que tenían la imagen de yeso sobre su lecho
matrimonial. Ocurrió durante cuatro días, del 29 agosto al 1
septiembre. El párroco acudió con unos expertos y el doctor Michele
Cassola, científico ateo, y todos, quedaron asombrados pues las
lágrimas eran humanas. Ese diciembre, los obispos de esa zona
siciliana declararon la verdad de las lágrimas.
El 17-X-1954, Pío XII se
refirió a este hecho prodigioso en un radiomensaje al Congreso
mariano regional de Sicilia. En 1968 se construyó un santuario y
Juan Pablo II el 6-XI-1994, consagró el templo remozado y al que
acude un millón de peregrinos cada año.
Jesús lloró la muerte de su amigo Lázaro de Betania |
El
5-V-2016, Francisco presidió la
vigilia de
oración “para secar las lágrimas”
en
el marco del Jubileo de la Misericordia, ocasión para la cual fue
llevado al Vaticano el relicario de la Virgen de las lágrimas. El
25-V-2018 repitió la vigilia de oración ante el relicario y dijo:
“Han
traído desde Siracusa la reliquia de las lágrimas de la Virgen. Hoy
están ahí, y rezamos a la Virgen para que nos dé a nosotros y
también a la humanidad, porque tenemos necesidad, el don de las
lágrimas, que nosotros podamos llorar por nuestros pecados y por
tantas calamidades que hacen sufrir al pueblo de Dios y a los hijos
de Dios”.
Virgen de Mariapócs |
El santuario mariano de
Mariapócs, en
Hajdudorog, diócesis húngara de rito bizantino, fue citado por Juan
Pablo II en el ángelus del 14-VIII-1988, explicando que en ese año
mariano solía ir mentalmente por todos los santuarios del mundo en
sus “peregrinaciones ideales”. Y recordó que la fama de este
santuario húngaro empezó en 1696 cuando los ojos de la imagen
empezaron a derramar lágrimas durante una celebración eucarística.
El Emperador Leopoldo se llevó
la imagen a Viena y nunca más regresó a su aldea originaria; se les
entregó una copia. Pero en 1715 los ojos de la imagen-copia
volvieron a derramar lágrimas y lo mismo en 1905. En la imagen la
Virgen indica con la mano el camino hacia el Hijo. Fue encargada a
Stephan Pap en 1676 por un cristiano que había podido escapar de su
apresamiento por los turcos.
Cerca de Grenoble, en los
Alpes franceses, en 1846 la Virgen, conocida como Ntra.
Sra. de la Salette,
se apareció a 2 pastorcitos, Maximino y Melanie, para revelar que
hay que abandonar los pecados de la blasfemia y el olvido del domingo
como día del Señor y de participar en la Eucaristía. Pío
IX, gracias a un mal entendido del cura de Ars, aprobó esta devoción
y pidió
le fuera enviado el relato de los secretos por escrito.
Melanie contaba las
advertencias marianas sobre los castigos divinos por los pecados de
los sacerdotes y personas consagradas, cloacas de impureza. “Los
justos sufrirán mucho; sus oraciones, su penitencia y sus lágrimas
subirán hasta el cielo y todo el pueblo de Dios pedirá perdón y
misericordia e implorará mi ayuda e intercesión”. La
Virgen predijo acontecimientos que se cumplieron en la fecha
indicada, afectando a naciones, a la Iglesia y al mundo entero.
Juan Pablo II dijo: "En
este lugar, María, la madre siempre amorosa, mostró su dolor por el
mal moral causado por la humanidad. Sus lágrimas nos ayudan a
entender la gravedad del pecado y del rechazo a Dios”.
En Akita,
la japonesa isla Honshu, la Virgen, Ntra
Sra de Akita, se
apareció por tres veces en 1973 a sor
Agnes Sasagawa cuando oraba en su convento de las Doncellas de la
Santa Eucaristía. El
santuario mariano allí levantado se conoce como la “Fátima de
Oriente”. Dos años después la imagen de la Virgen empezó a
llorar durante 101 veces en 6 años y 8 meses, hasta el 15-IX-1981,
fiesta de la Virgen de los Dolores. La monja fue curada de sordera y
los médicos no saben dar explicación científica adecuada.
Los mensajes de Ntra Sra de
Akita fueron aprobados por el obispo de la diócesis de Niigata,
Japón, Mons. John Shojiro Ito, tras la correspondiente consulta a la
Santa Sede. En junio de 1988, Joseph Cardenal Ratzinger, Prefecto de
la CDF, impartió el juicio definitivo sobre los eventos y mensajes
de Akita, juzgándolos confiables y dignos de fe. La Virgen pide
oraciones por el Papa, los obispos y los sacerdotes; advierte del
castigo divino a la humanidad por tantos pecados si no hay suficiente
oración, penitencia y sacrificios. Será un castigo mayor que el
diluvio, cayendo fuego del cielo. El demonio se infiltrará en la
Iglesia y se cometerán muchos sacrilegios y habrá muchas
defecciones. La talla de la Virgen, en madera, es obra de Saburo
Wakasa, budista japonés, que imita a la “Madre de todos los
pueblos” que se venera en Holanda. A Akita llegan peregrinos de 50
países.
Ntra Sra de Siluva,
en Lituania, país evangelizado en el siglo XIII, como los demás
países bálticos, fue llamada “tierra de María”. El santuario
más conocido es el de Ausros Vartai (la puerta de la aurora), bajo
la advocación de “Madre de misericordia”. En 1608, 250 años
antes que Lourdes. se apareció la Virgen con el Niño ante mucha
gente. Unos pastorcitos vieron a una hermosa mujer, vestida de blanco
y azul y con un bebé en brazos, envuelta en un suave resplandor, que
lloraba amargamente, y que desapareció de forma repentina.
Posteriormente, la Virgen volvió a aparecerse llorando ante una
muchedumbre encabezada por el pastor calvinista de Siluva, que habían
acudido al lugar indicado por los niños así como muchos otros no
católicos. El milagro fue reconocido por Pío VI el 17 de agosto de
1775.
En 1993 Juan Pablo II
agradeció allí a la Virgen no haber abandonado nunca a sus hijos
lituanos. En 2008 (13 y 14 sep) el card Meisner, arzobispo de
Colonia, asistió al 4º centenario como enviado especial de
Benedicto XVI que estaba en Lourdes celebrando el 150º aniv.
En el lugar de las apariciones
se encontró un icono de la Virgen de la anterior iglesia católica
del pueblo, que había permanecido oculto durante casi cien años.
Tras aquellos hechos, y varias curaciones milagrosas, después de
ochenta años de vigencia del calvinismo, esta aparición milagrosa
devolvió a Lituania a la fe católica.
La Virgen
María de Etzelsbach
es una imagen dolorosa alemana en el santuario mariano cercano a
Polonia, visitado por Benedicto XVI (23-IX-2011). Es una mujer de
mediana edad, con los párpados apesadumbrados de tanto llorar y una
mirada absorta, mirando al infinito, como si estuviera meditando lo
que había sucedido. En su regazo reposa el cuerpo exánime de su
Hijo y en su cuerpo signos de la crucifixión. La posición del
crucificado es una particularidad de esta imagen pues el cadáver
está orientado hacia el lado que no vemos la lanzada; la está
contemplando Ella.
Se dice que en la ciudad
surcoreana de Naju
una imagen de la Virgen llora por los sacrilegios eucarísticos, por
los abortos…, algunas veces rezan hasta varios miles de personas y
muy pocos son católicos. Hay milagros eucarísticos y se dice que
alguno lo vio Juan Pablo II. El obispo está encantado con los
acontecimientos pero aún no han sido oficialmente aprobados.
Reza la “oración colecta”
de la Virgen de los dolores (15-IX): Señor,
tú que has querido que la Madre compartiera los dolores de tu Hijo
al pie de la cruz; haz que la Iglesia, asociándose con María a la
pasión de Cristo, merezca participar de su resurrección.
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